Si bien fenómenos como este foso de 32 metros de diámetro y 65 mts. de profundidad aparecido la semana pasada en la región de Atacama ocurren inesperadamente, su gestación puede haber tardado años, tal como explica uno de los fundadores de Huella Estructural, Arturo Castillo, por lo que se hace vital el monitoreo de salud estructural en zonas aledañas. Conversamos con el ingeniero civil estructural para entender más este tipo de eventos.
¿El monitoreo de salud estructural puede prevenir el daño en construcciones aledañas a este tipo de fenómenos. ¿Cómo?
¡Absolutamente! Si bien este tipo de eventos se hace visible en cosa de minutos, su gestación puede haber durado hasta años. Durante todo ese tiempo el suelo cercano y también la estructura estuvieron deformándose en forma imperceptible para las personas, pero si medible con instrumentos como los nuestros.
El monitoreo de salud estructural permite detectar tempranamente anormalidades. Los costos de reparación o de corrección en una etapa temprana son siempre más bajos. En esto también aplica la sabiduría popular: «Es mejor prevenir que curar». La idea es que todos tengamos la seguridad, y no solo la creencia, de que habitamos estructuras sanas independiente de lo que ocurra a nuestro entorno.
A parte de algo grave como el colapso, cómo se podrían ver afectadas las estructuras cercanas a eventos como el ocurrido en las inmediaciones de la mina Alcaparrosa el pasado fin de semana?
Cualquier estructura muy cercana puede verse afectada por descensos relativos de sus fundaciones, que pueden ser tan pequeños que no son notados por las personas, pero que a partir de cierto punto provocan fisuras en los muros de hormigón armado o daños en los tabiques.
¿Desde tu punto de vista, la zona norte de nuestro país puede ser susceptible a este tipo de fenómenos?
Eventos como este se han observado en varias partes del mundo, hay casos que han ocurrido dentro de ciudades, y por lo general corresponde a una de los siguientes situaciones:
El material fino del suelo, o bien material soluble, es arrastrado durante años por alguna corriente subterránea de agua, ya sea de origen natural o por infiltraciones. Llega un momento en que se produce una caverna subterránea tan grande que la situación se vuelve inestable y se derrumba.
También puede deberse al derrumbe de minas subterráneas, por lo general abandonadas.
En el norte de Chile hay suelos muy salinos, en que, por ejemplo, más del 30% es algún tipo de sal. Cuando esa sal se disuelve en agua y es arrastrada por ella, queda en ese caso un 30% de huecos lo que hace el terreno inestable. El agua puede provenir del riego de jardines, pérdidas en ductos, lavado de vehículos, o incluso lluvias, por lo que se hace vital el monitoreo, puesto que permite detectar tempranamente anormalidades, que es cuando los costos de reparación son más bajos.
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